La lengua de las mariposas



Este dibujo está inspirado en la película española "La lengua de las mariposas", dirigida por José Luis Cuerda, que se basa en tres relatos del libro "¿Que me quieres amor?" del escritor y periodista español Manuel Rivas. En ella  se narra "la vida escolar de la Galicia de 1936, época en la que se inicia la Guerra Civil Española. En un pequeño pueblo gallego, Moncho, uno de los personajes principales, le teme a la escuela porque ha oído que los maestros ofenden y maltratan a los alumnos, sin embargo, se encuetra con un excelente y simpático maestro con una mentalidad anarquista y republicana, que al final lo llevará a recibir fuertes represiones por parte de sus contrarios".

Lo anterior dicho nos sirve para delinear un poco las líneas que rodean el diseño, con el fin de que le  sea fácil al lector su contemplación y su comprensión.  

En cuanto a la composición, lo que busco es atraer la mirada a los elementos del primer plano. Esto lo logro con la nitidez con que manejé su forma. Asimismo, contribuye a su realce el carácter vago y difuso del fondo, que también ayuda a generar una profundidad. 

Guayasamín dice que no hay que dejar nada al azar, que cada figura y cada símbolo, son esenciales dentro de la obra. También lo son dentro de nuestra obra que es la vida. Así que la mariposa, la orquídea y el libro no son elementos que solo recuerden la película, sino que tienen una carga significativa, que imagino está contenida, igualmente, dentro de la película y el cuento.

De modo que con la mariposa quise simbolizar al hombre, que vuela en busca de lo que, para Hölderlin, es todo. Busca en el aire, el tronco, la savia, la flor, el mar, el sueño, el libro (que atrae como una flor), etc. Busca con su espiritrompa lánguida, larga y sensible, como su espíritu. Tan pronto haya una fuente la prueba y se aleja rápidamente en busca de otra. El hombre es así: investiga, indaga con su espíritu dionisiaco que siempre le impulsa inconsciente o conscientemente a la pesquisa. 

En cuanto al libro y la orquídea, diré que van juntos, son uno y lo mismo. El libro es la orquídea; la orquídea es el libro. Cerrados son solo una posibilidad para el fruto que llama, para el fuego que convoca y enciende al cuerpo, para el sueño y para el vuelo de la verdad. Con ello quiero dar a entender que el libro guarda el polen del conocimiento para transformar y alimentar al espíritu, para encontrar el camino que nos conduzca a Dios o  a lo divino y, no hay que olvida, para comprendernos.

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