Reseña de Cuerpo e interacción, de Paolo Fabbri



 Reseña de Cuerpo e interacción
Por Édgar Fabián Amaya Güiza 

 

Fabbri, Paolo (2004). “Cuerpo e interacción”. En: Vivanco G., Juan. El giro semiótico. (pp. 93-116). Barcelona : Editorial Gedisa S.A.

   El catedrático de Semiótica del Arte Paolo Fabbri en este tercer capítulo del libro, “Cuerpo  e interacción”, continua con la reflexión de las ideas u aspectos que transformaron la semiótica y posibilitaron así la manifestación de su potencialidad al servicio de todos los campos del pensamiento. Para lograrlo divide el capítulo en ocho rubros, donde se refiere la enunciación como fenómeno semiótico,   la narratividad de las metáforas y su relación con el concepto de corporeidad, la inclusión de los fenómenos estésicos en sus estudios, la concepción de la semiótica como un órganon al servicio de otras disciplinas, los factiches formados en común acuerdo, la conflictividad como modelo para explicar y entender los mecanismos de sentido, la transformación simbólica de las fuerzas y las pasiones que se presentan en los discursos, el doble comportamiento de la semiótica y problemática de la semiótica y el reto que le espera en el futuro.

  En el primer apartado, afirmar y enunciar, Fabbri nos acerca a la idea de la enunciación como un fenómeno semiótico,  partiendo de la idea de que es un acto donde se  produce un texto dentro de un contexto, a partir del uso de distintas formas y sustancias de la expresión distintas de la lingüística.  Esta idea la ejemplifica haciendo referencia al análisis del cine que hace Deleuze con ayuda de la idea de Pasolini del discurso indirecto libre, de modo que en  el cine la enunciación porta distintos tipos  y niveles de enunciación. Asimismo, afirma que es no es imposible considerar la enunciación como fenómenos semiótico, dado que según la etimología de la palabra, la enunciación fue primero un movimiento, un gesto para afirmar que un fenómeno lingüístico.

  En el segundo título, cuerpos, esquemas abstractos, aborda la otra cuestión que, junto a la enunciación, llevaría a plantear “la necesidad de un nuevo modo de entender el paradigma semiótico” (Fabri, 2004, p. 93): la metáfora, que se aclararía en relación con la corporeidad y más explícitamente con la dimensión perceptiva y estética; llegando a considerar, de este modo a la metáfora como un esquema integrador de la experiencia corporal.  Asimismo, hace referencia a la integración de la experiencia corporal en los procesos de significación y en el funcionamiento del significado dentro del campo de la semántica y de la semiótica. Por otro lado el carácter narrativo presente en la figura como valor y posibilidad es fundamental para la organización del sentido en una serie de metáforas encadenadas, donde el sentido global de la serie se percibe a medida que se observa la sucesión de elementos.  Esta idea del inicio de la metáfora en los fenómenos corporales y de su narratividad se ejemplifica en el trabajo de Lakoff y Johnson. Por lo demás Paolo Fabbri comienza a concebir la semiótica como una herramienta para todas las esferas del conocimiento, dado que conceptos como la subjetividad, la percepción y la metáfora se hallan presentes en los procesos de construcción de objetos y de sentido, dentro del pensamiento científico.

  En el tercer apartado, el “organon” semiótico, el catedrático, a partir de las ideas de Bruno Latour, concibe la semiótica como organon, entendido por Kant como la “regla de uso práctico” (Fabbri, pp.100), que permite una aproximación y un mejor entendimiento de los fenómenos y del funcionamiento del conocimiento. Igualmente, indica que esta semiótica como organon tiene una “fuerte demanda para la ciencia, como una especie de arte racional” (Fabbri, pp.100).

  En el cuarto apartado, hechos y factiches, recurre a la experiencia conversacional como ejemplo, para demostrar los dos momentos o fenómenos textuales para la constitución del objeto y del proceso de traducción que se genera entre ellos y a partir del cual se forma el factiche. Además, lo usa para presentar dos categorías de hechos con los que se puede clasificar el resultado de un experimento científico: el hecho y el factiche. Es lo primero “en el sentido de que alguien lo ha hecho” (pp. 103) y es lo segundo “en el sentido  de que alguien […] empieza a considerarlo como un objeto que existe por sí mismo y que actúa por sí mismo en el mundo” (pp. 104). Por otro lado, Paolo Fabbri termina el rubro creyendo necesario “una reflexión sobre la necesidad de estudiar los fenómenos científicos con instrumentaciones semióticas” (pp. 104).

  En el quinto rubro, Lides textuales, hace referencia al fenómeno de la conflictividad textual que se difunde a todos los niveles del lenguaje. Esta idea la ejemplifica mediante la distinción de la fuerza y la contrafuerza de may, entendida como potencialidad, y can, como capacidad. Esta conflictividad es entendida por Fabbri como un modelo para entender los mecanismos de sentidos puesto que producen una torsión de los fenómenos de intercambio de información que implica al fenómeno de la transformación, entendida como una capacidad del lenguaje.

  Este fenómeno de transformación de la fuerza que se lleva a cabo entre distintos textos y a través del lenguaje Fabbri la denomina la eficacia simbólica, que se basa en la transmisión de información y la dimensión conceptual y de procesos que “afectan directamente al cuerpo” (pp. 109). En lo que respecta a la eficacia basada en los procesos que afecta al cuerpo, Paolo Fabbri  recurre a la explicación de la catarsis aristotélica, llegando a la conclusión que entre el ritmo de la poesía y del cuerpo existe una correspondencia basada en “la necesidad de purificar el ánimo al eliminar los elementos negativos” (Paolo F., p. 111).  Esto confirmaría la hipótesis del  “fenómeno pasional como fenómeno de transformación pasional” planteada por la semiótica.

  Ya en el séptimo apartado, la fuerza de los modelos, habla del doble comportamiento de la semiótica: el interés por la descripción de los fenómenos y la construcción de modelos que ayuden a aumentar el conocimiento y la comprensión del fenómeno. Estos modelos elaborados por vía deductiva deben brindar una ayuda a otras disciplinas en la comprensión y explicación de los “fenómenos de la cultura humana”.  Pero ¿de qué manera el modelo semiótico llevado a otros campos ayuda al incremento del conocimiento? Para su explicación Fabbri da el ejemplo del concepto de lo poético de Jakobson que sirve para explicar la narratividad, la conversación y la imagen. De modo que una de las fuerzas de la semiótica es la aplicación de los modelos a textos producidos por diferentes formas de expresión.

Pero la semiótica se halla en una situación problemática de sobrepensamiento: “cavila demasiado y produce pocos modelos traducibles entre sistemas de signos distintos” (pp. 117), lo que limita su potencialidad y aplicabilidad en las distintas esferas del conocimiento.  De modo que observa un reto para la semiótica que estudia los procesos de significación, cuya superación la llevaría a una ampliación de su espectro de aplicabilidad en otros ámbitos del conocimiento: proporcionar modelos adecuados y traducibles y mostrar su capacidad descriptiva.


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